sábado, 24 de noviembre de 2007

Toros, Sol y Sangre

He oído por ahí que los Dragones y las Serpientes del horóscopo chino están, prácticamente, en su última reencarnación. Sin embargo, si acaso tuviera que volver un día, si tuviera que volver como vaca o toro, rogaría, Señor por favor escucha, que fuera como vaca o toro de lidia. No permitas por nada en este mundo que vuelva como vaca de Mc Donalds, o Mc Mkgoenlavaca. Déjame correr libre por el campo hasta que llegue el día de mi destino. Que si tengo suerte me llevo de encuentro a mi asesino. Que si tengo suerte nos hacemos una tarde histórica, me devuelven mi vida y me muero de viejo. Rodeado de vacas sanas que alimentan a mis hijos entre las flores y la hierbabuena. Y si acaso esa tarde sangrienta, creada por el hombre enfermo por naturaleza, me tocara morir, me muero, luchando, recordando a los míos, recordando mi campo, mi agua clara, mi río. Me muero fiero, lleno de vida y hermoso. No dejes señor que vuelva para el consumo humano. No dejes señor que me críen en una caja, en un corral de tres por tres. Donde me engordan y no dejan que me mueva porque así estaré más suavecito. Seré mejor mondongo. Señor, te ruego, que me dejes sentir el viento cuando corro. Que me permitas escoger mi compañía. Que pueda ver crecer a mis hijos. Y cuando llegue mi hora, dame valor para soportar el martirio. Para resistir los innumerables daños que harán en mí. Son bestias salvajes, Señor, perdónalos, no saben lo que hacen. Será hermoso el día en el que no se maten más animales. Pero permite, por favor, que mientras queden carnívoros en este mundo, queden corridas, para tener una opción de reencarnar en una res brava en vez de en una vaca nacida hamburguesa. (Natural born burguer)
Es curioso que los países que no permiten los rituales de sangre (corridas de toros, gallos y Yawares Fiestas varios) sean precisamente los más belicosos, los que más guerras promueven. Otros (los más nórdicos) no los permiten, ni promueven guerras, pero tienen los índices más altos de autoexterminio.
Nosotros, los países que celebramos rituales de sangre desde tiempos ancestrales, somos menos belicosos, más fiesteros y dados a nuestras familias. ¿Habrá alguna relación en todo esto? Tal vez sea el clima. Tal vez sea solo que los países que aceptan culturalmente su bestialidad son más felices, piensan menos en guerras y perfecciones, se creen menos dueños de la razón, qué se yo. Contradictoriamente, somos también más sensibles al dolor ajeno. Somos, además de kojudos, una paradoja. Pero prefiero ser una paradoja que ser una mentira. Prefiero saber que soy un mamífero imperfecto, en vías de desarrollo, que creerme mejor que todos y morir de soledad. Claro que preferiría ser de esos seres humanos evolucinados que jamás se empujarían un seco, una rica pachamanca y ni qué decir del sabroso asado. Pero no lo soy. Dejé de comer carne durante ocho meses y me enfermé de pulmonía. Soy un ser humano imperfecto, de naturaleza cruel. As everybody. Cuando veo una pelea de gallos - particularmente no me gusta la navaja- o cuando veo un toro cornear al torero y ver a este levantarse fiero y enfrentarse de nuevo a la bestia de 500 kilos, sensaciones antiguas se encuentran y viven su propia fiesta. No sé qué pasa, pero sé del setimiento extraño y ancestral que nace del sol y la sangre.
Sólo he visto dos corridas. En la primera estaban el Juli y Vicente Barreda. El Juli tenía 18 años y los toros no le habían marcado todavía la cara exigiéndole respeto. Se arrodilló en el centro de la Plaza de Acho y esperó al toro. La bestia fantástica de 600 kilos fue a encontrarlo. El Juli se levantó a medio metro del toro. Mucho después del límite de la cordura. Fue una corrida extraordinaria, y el toro murió en una. Luego entró Vicente Barreda. A Barreda lo agarró el toro de la pierna a los cinco minutos de corrida y lo hizo volar por los aires como un papel. Le razgó el traje rosado de luces y le abrió la pierna. Con el torero ensangrentado yo dije aquí se acabó la vaina y vamos a ver lo de Paquirri. Pero no. Barreda se encabronó. Se hizo un torniquete con un pañuelo. Y volvió al ruedo. A llamar al toro en la tarde hueca. Su voz resonaba grave y seca. Toro, ven. Y el toro fue. ¡Y lo cogió cuatro veces más! Lo hizo volar dos veces más por los aires y dos más en tierra. Y el macho no se doblaba. Yo creí que lo vería morir allí. Creí que estaba viendo morir a un hombre como había escogido muchos años atrás. Pensé que él ya había visto esa tarde en algún sueño, lejos de su tierra natal. Esa tarde soleada en una plaza antigua al otro lado del mar. Pero no. Lo venció. Venció al toro. Y a la muerte.

He tenido mucha suerte. He visto una corrida con excelentes toros que dejaron huella en los hombres que los enfrentaron. La segunda corrida a la que fuí fue mucho más pobre. Lo que me gustó fue que sacaron unos toritos flacos y débiles, y la gente piteó y cambiaron hasta tres veces los toros paupérrimos por animales capaces de dar pelea. Lo bueno fue que fuí acompañada de un amigo teatrista que ha vivido esa fiesta desde que nadie se preguntaba si estaba mal o no, y me iba haciendo notar todos los pormenores, los hábitos, las tradiciones. Qué vergüenza los limeños que van, se toman un trago de su bota y, como si en ella se encontrara el secreto de la hispanidad, comienzan a hablar como españoles. Es de reír, por no llorar. De esa tarde no guardo un recuerdo brillante, salvo por la compañía que llevaba. Me quedaron en la memoria los toros flacos -morcilla segura-, los limeños huatones y excedidos que hablaban como gallegos, y ver qué bien lo pasaba la gente, sin embargo, en Sol. La plaza tiene dos sectores. El que por la tarde le da el sol de pleno y el otro que es más caro porque los que van pagan por la sombra. No vaya a Sombra. Verá a la gente de sol disfrutando, pasándose la bota con vino y celebrando entre desconocidos. Usted, probablemente, estará sentado al lado de la prima de Eliane Karp. O al lado de Mufarech (Yácala!). Vaya a Sol. Pitee si hay toros débiles. Rece porque algún toro agarre al torero. Así habrá equidad y real sentido de combate. Si lo ve volar por los aires apreciará usted el valor del torero y se sentirá menos culpable de haber ido a ver cómo le dan muerte a un animal inocente de toda humanidad. Beberá vino y Pisco Sour. Dirá ole. Evitará que se extingan las corridas de toros y con ellas la preservación de los grandes campos necesarios para las (ahora) costosas reses de lidia. Permitirá que haya más toros y vacas pastando entre lilas. Porque si el ser humano no le hubiera encontrado un lucro a esta especie, pues simplemente ya estaría exterminada. No solo por peligrosa y altiva, sino porque necesita grandes campos para crecer y ningún contacto con el hombre hasta el día de la lucha. Si tienen contacto con la gente se vuelven mañosos y van de frente al cuerpo del torero. Me gustan las corridas que he visto. Me gusta la tradición. Odio que dañen al toro antes de salir. Es bajo y cobarde. Bien del hombre. Debería salir la bestia en todo su brío. A ver, pues. Y es interesante que en Mexico, por ejemplo, no los maten al final. Claro. Pero de ser morcilla no se salvan, porque como les conté el toro que ya conoce al hombre en el segundo encuentro lo agarra seguro. Así que igual lo sacrifican, pero lejos de la vista sensible de las señoras. Lo hacen higiénicamente, metódicamente, sin fiesta ni música - qué barbaridad- en espacios adecuados especialmente para tal fin. Al igual que las vacas de Mc Mkgoenlavaca.
Por eso Señor te pido, que si me toca volver como toro o como vaca, sea como res brava. Campo, viento, lilas salvajes, hijos y libertad. Hasta la tarde de mi destino. Brillará el sol. Arderá mi sangre. Perdonaré a los pequeños seres humanos, soberbios y salvajes. Te lo pido, Señor. No te olvides. Libertad y sol.

10 comentarios:

Pati Difusa dijo...

¿nuestro país no es violento? cierto, somos fiesteros pero mmmm, hemos tenido casi 15 años de terrorismo y violencia militar y policial, con posibles rebrotes; tenemos barras bravas que auchillan porque su equipo perdió, ganó o empató; pandillas cuyos miembros se matan entre sí por quítame estas pajas; violencia doméstica convertida en tradición; transportistas que tienen modales de (y parecen) delincuentes comunes. yo diría que la violencia está en el aire, se respira en la cotidianidad.

y bueno, me suena absurdo matar toros en lidia para preservar el equilibrio natural (:S)

Daniel Biasevich dijo...

¿Alguien le preguntó a los toros y vacas si quieren morir como mueren primero? ¿Sea de una estocada dada por un afeminado para la diversión de mil sonsoalegres o sea colgada en un matadero, molida y hecha hamburguesa? No, creo que no. En todo caso estoy seguro que las vacas y los toros no quieren reencarnar como seres humanos o tal vez sí y por eso tanta guerra, por el maltrato hacia ellos en otra vida.

Razonar antes, escribir después.

Pffffff. Poesía para los toros cuando ellos ni lo han pedido.

K. dijo...

Querido dcg
Tú comes carne?
Nunca?
Entonces no jorobes. Y sí, son unos afeminados, los toreros. Pero no menos que los que disfrutan una rica bembos y luego se van a su marcha antitaurina. (?!)
Y tienes razón, Reina, es absurdo tener que matar a los toros de lidia para preservarlos. Pero es así!!! El ser humano es así de capullo. Si no hubiera corridas, ya no habría toros de lidia. Necesitan hectáreas para criarlos libres, y tú sabes cómo piensan los empresarios motherfuckers, si no dan plata,y encima son peligrosos, pues que se mueran.
Yo también preferiría que no hubiera corridas, ni mac donalds.

Sólo digo que si tuviera q reencarnar, prefiero ser toro de lidia que toro de hamburguesa.

Por otro lado..Quién dijo que no somos violentos? pero siento que somos menos violentos que los franceses, que colonizaron y abusaron de medio asia, áfrica y américa, que los ingleses, que hicieron lo propio y terminaron además con los nativos del norte, que los alemanes y su necesidad de guerras mundiales, y naturalmente, menos violentos e invasivos que los gringos. No digo que no seamos violentos. Digo que no somos un pueblo que haya cometido genocidios. Hay una diferencia. De todas formas, esa era sólo una apreciación, porque los españoles tampoco son tan serenos. Para nada. Pero si comparas el exterminio de los nativos del norte, con nuestra feliz raza mestiza, hay una gran diferencia en cuanto a violencia.
En fin
lo importante de estas cosas es justamente compartir opiniones.
Abrazos y gracias a los dos.
DCG,nos vemos en el Tony Romas...jajajaja

Maria Hierba dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pati Difusa dijo...

mmm

yo como carne como descosida (bueno carne blanca, me gusta mas que la roja). comemos carne porque la necesitamos pues.

y no me gustan las corridas. no me gustan que les llamen arte. hay tantos aspectos de las corridas que no me gustan. empezando por esa falacia de la "tradición", no hay que preservar algo porque sea "tradición", sino porque tenga sentido, si no preservaríamos el sacrificio humano o la esclavitud o la monarquía. me gustarían si el torito, que no eligió estar allí, estuviera de igual a igual con el torero. que no tuviera que morir, que el objetivo no sea matarlos sino salvar la vida del torero como quien conquista el everest subiendo a la cumbre sin necesidad de dinamitar la montaña. valientes toreritos, si quieren demostrar valentía métanse a hacerla con un tigre, de un zarpazo te vas a cantar sevillanas con san pedro.

no sé si somos menos violentos. lo cierto es que quien comete guerras, invasiones y genocidios es quien tiene el poder en el momento. no lo hacemos porque no tenemos el dinero. quizás ahí está el principio de la violencia. en fin, invitémosle chela a un sociólogo y que nos explique.


soy una pesimista y me encantan los animales (mi fiel y simpática chuscker me representa en la foto del blogger), eso es todo.

Pati Difusa dijo...

me olvidaba

no tengo pal tony romas

¿y si mejor vamos al "sandwich miguel (no hay como él)"?

es básico para los resaqueados de católica y san marcos.

Daniel Biasevich dijo...

Soy vegetariano.

:-s

K. dijo...

Dcg he estado pensando en tí. Y es que los únicos que me parece, tienen derecho a quejarse, son los vegetarianos. Pero los firmes, los que no comen hijito de gallina, ni nada con ojitos.
Yo me disculpo nuevamente por mi naturaleza violenta y marisquera. Honestamente.
Sin embargo me reafirmo: Mientras queden carnívoros en esta tierra, yo quiero reencarnar en res brava,no en vaca infelíz de hamburguesa. Y si puedo, me llevo al torero.(Al hospital y un ratito, nomás)
Gracias Dcg, nos vemos en los jugos.

Reina, ahí va el post.

S.R dijo...

Sólo una vez mi viejo me llevó a las corridas en el Rimac y Salí llorando, era muy chica pero jamás quise volver a ir, me la pasé tapándome la cara cada vez que al toro lo pinchaban, no recuerdo haber pensado en el torero, en general creo que no tenia compasión por un tipo apretado y en traje de luces con capita y todo.
Otro día sorprendí a un obrero de mi abuelo matando un conejo para el almuerzo de la familia,y por supuesto no pude comer ni poquito de conejo, hasta ahora no puedo.
Otro día, ya más grande, tuve una sesión de fotos y había un pollo también. Al terminar la sesión el fotógrafo me dice: te regalo el pollo y yo lo miro con cara de< qué voy hacer con el pollo yo> y él me mira con cara de < pues comértelo> y yo le abro mis ojotes como diciendo < soy incapaz de comerme un compañero de trabajo!!>.
Pero debo decir que cuando me empujo una Bembos no pienso en el animal que me estoy comiendo, simplemente la disfruto, ahora, mi impulso por comer carne roja es muy débil, en general como poca, por la sencilla razón de que, a veces, veo en esa carne una similitud con mi propia carne. Siempre en la parrilladas como pollo (no conocido) o papa a la huancaína y choclito jaja .
En cuanto a si los peruanos somos menos violentos que otros o a la inversa, estoy de acuerdo con la opinión de que se trata de oportunidades y capacidades, estoy segura que si el peruano promedio tuviera el dinero y demás para destrozar el mundo lo haría tan igual que los demás.
Un día conversando con mí hermano sobre estos asuntos de poder y genocidios y guerras me dice: ¿tú sabes por qué nosotros todavía existimos? Porque somos necesarios para las grandes potencias (sea por la razón que sea) si los poderosos del mundo decidieran que Perú desapareciera, simplemente con apretar un botón así sería. El que tiene poder se mete dónde quiere cuándo quiere y hace lo que quiere ¿no tienes bastantes ejemplos? Y yo hago como condorito Ploff.
K FELICITACIONES por tu columna en el Correo.
Besos

K. dijo...

Gracias Sofia...! Gracias de veras. Éso es coherencia. Cómo te vas a comer a un colega? jajajaja. Una vez me fui de viaje a la sierra de Lima, donde la bodega más cercana estaba a unas tres horas a burro. Estuve una semana y al día dus, mataron un pavo. Necesitaban una mano que agarre las alas, y como yo comía pavo, fui a cogerlas. Normal, no?. Casi me muero. Sentir su aleteo desesperado. No estaba tan borracho el pavo, se daba cuenta de su asesinato inminente. Me quedé seis días más. No pude comer ni el aguadito de pavo, ni el pavo al horno, ni el arroz con pavo, ni las tortillas de pavo. Nada.
Y en cuanto a lo del poder...
Tal vez tengan razón.
(Bu)
Las quiero. Besos So.