miércoles, 12 de septiembre de 2012

21.12.2012

Acabé el colegio y me fuí a vivir a Cajamarca. Luego volví a casa y al rato me fuí a Cuzco. Cuzco antes de los grifos Shell, antes del serenazgo, antes de luz del sur y del permiso pagado para entrar a las ruinas aledañas a la ciudad. En ese tiempo y tierra mágicos escuché de golpe las dos noticias frente a una fogata en casa, de boca de parceros viajeros que compartían conmigo un té: Se viene el fin del mundo, será en el 2000, y no, será en el 2012, como lo predijeron los mayas, como sucede si coincides el calendario gregoriano, aquí se comen los años biciestos pero si los incluyes no es en el 2000, es en el 2012... Me impresionaron mucho estos testimonios que tomé inmediatamente como revelaciones. Tal vez porque me gustaba la magia y creer en profecías o la aventura y vivir tiempos de grandes cambios. Talvez porque sentía en el fondo de mi corazón que era una verdad innegable. O tal vez simplemente porque habíamos fumado de la misma pipa y estábamos todos igual de locos. Como fuera, recuerdo esa noche clara entre tantas, el misterio revelado, el pavor, el frío seco, inmisericorde de la sierra, la lejanía de mi familia, la incertidumbre, la soledad, el brillo de la revelación, el rumor estelar.
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Pasó el tiempo y llegó el 2000. Yo estaba en la escuela de teatro, enamorada perdidamente de un tipo brillante, divertido, egoísta, generoso, dulce, cruel y obsceno que vivía en Yerbateros. Más allá del camal. Más allá del terminal terrestre. Cerca a un parquecito pequeño con rosas y una pollería con el pollo más rico del mundo. Había tenido en mi mano el pasaje para irme con mi hermana Silvia al Cuzco, a recibir el año nuevo del 2000, donde estarían todos nuestros amigos. Y se lo había regalado. La planté, muerta de amor y pánico, sin querer dejar a mi Andariego suelto, sin querer dejar a mis viejos solos, sintiendo que la ciudad de Cuzco iba a colpasar. Le dije a Syl No vayas. Ella me miró con lástima, intentó convencerme y se terminó yendo con otra amiga a la Ciudad Sagrada. Yo recibí el año en Yerbateros, con un vestido fino de encaje rojo, bailando en la calle incendiada de tantos muñecos ardientes y no hablo de chicos guapos sino de muñecos que se hacen con ropa y se queman y arden como piras iluminando la ciudad. La ciudad en llamas y yo en el corazón de la ciudad ardiente, espumante helado en mano, en tacos, siguiendo a mi amor al infierno. Terminamos en Barranco, en casa de Rafael, cuando todavía tenía en casa jaguares. Estaban asustados e inquietos con el ruido de las bombardas de año nuevo.
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Nada pasó, y yo ya lo sabía. Lo había sentido. No sería ahora. Sería en el 2012. Cuando lo dijeron los Mayas. Cuando coinciden las fechas al convertir el calendario lunar al gregoriano. Aún nos quedan 12 años, pensé, dije. Parpadeé. Una gota cayó del cielo sobre mis labios. Sentí que alguien pasaba a mi lado. Una bruma. Una brisa. Parpadeé... y los doce años habían fluído como un instante de agua clara bajo el puente. Y aquí estamos. A pocos meses de la debacle, del círculo de fotones, del aro de meteoritos, del día de completa oscuridad, de los planetas de nuestra galaxia alineados todos con el centro de la misma, que es, por cierto,  un inmenso agujero negro, de la aliación de latinoamérica con oriente y medio oriente nuclear y la llegada a una nueva guerra fría, de la locura, de la desconfianza, de la ambición y el sin sentido...
Mi lado racional me dice lo que dice mi padre y es que todo se va a arreglar. No sabemos como, pero el Hombre encontrará el camino. Y que ya ha visto el fin del mundo cinco veces en su vida como para andar creyendo en pavadas.
Pero el otro lado de mi cerebro, el que me recuerda a mi madre, me dice que haga maletas,que  me abastezca de agua y comida y que busque refugio y consulte los oráculos YA. Y que vaya de una vez al dentista, que luego va a ser un infierno la vida sin dentistas.
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Hoy pasan los días serenos, como a la espera de que llegue el planeta Melancolía y reviente la tierra para siempre, o no. Mis cosas están en cajas porque me estoy mudando finalmente, a una casa hermosa desde donde se huele el mar y por esquinas, se ve. Pienso en mis plantas, en que la casa no tiene jardín, en la terraza convertida en jardín aéreo. Pienso en dónde almacenraré las cosas para que no se las traguen las ratas o las alcance el agua. Voy al doctor. Pinto. Paso mucho tiempo en silencio, soñando con mi vida en mi casa nueva, rodeada de cajas que rezan frágil por todos lados. A fin de año mi piano estará restaurado y afinado, y mi hija por si acaso habrá aprendido a nadar. Me destroza el momento de la supuesta despedida, saber que papá no vendrá conmigo si salgo el 21 de diciembre del 2012 de la ciudad. Mi valiente papá se hundiría con su barco antes de escapar. Se quedará aquí. Y a mamá, mi adorada mamá, a quién injustamente nunca le diría para que me acompañe, porque le temo y temo el efecto que crea en mí. Ella, que tal vez sea la que más me amó.
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Me imagino sobreviviendo con mi hija y mi marido grandote. Me imagino un mundo miserable donde todo empezará de nuevo y se necesitarán brazos fuertes y mentes amplias. Me imagino canosa, soñando con una tina de agua caliente con burbujas y un espumante helado, con cocacola polar y todas las delicias culinarias de mi tierra, comiento caldo de lata (y rata). También me imagino sobreviviendo a mis paranoias de fin de milenio, sintiendo que he vivido casi toda mi vida adulta a merced del miedo de algo que, evidentemente, jamás sucedería, yendo a terapia, tomando mis caramelitos para el pánico, la ansiedad, la soledad, la tristeza, el desamparo, como siempre, gozando el verano 2013 con el sol castigando mi piel oleosa, el olor a coco inundando la vida, el cielo azul, las nubes blancas, el mar fresquito, una cerveza helada, una buena amiga y un cebiche en El Silencio o en Caballeros, o mejor aún, en San Bartolo. Me imagino haciendo mi vida, feliz, llena de nuevas esperanzas y nuevos temores, seguramente. Haciendo castillos en la arena con mi hija, como todos los veranos. Sintiendo que en el planeta de los orates, he renacido.
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Sólo quisiera un par de cosas de aquí al 21 de diciembre del 2012, por ejemplo: aprender a absorber la esencia de cada segundo presente. Aprender a soñar y no caer. Aprender a sonreír siempre. Aprender a organizarme. Aprender a decidir y a gozar la delicia de la vida cada vez más y mejor.
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Querido Papá Noel:
Este fin del mundo, me gustaría mucho aprender a vivir.
PD:
Las galletas son venenosas ;)
K.

miércoles, 13 de junio de 2012

Hogar, 1.

He llegado a casa. Me desplomo sobre esta silla frente a este espejo sobre esta mesa gris de fórmica sobre este frío. Descanso en casa mi desplomo. Gozo el fresco. Suspiro hondo lloro un poco por alivio sin decoro.
lloro.
Leve alivio rebalsa un ojo discreto una espalda que no tiembla una resignación discreta un cierto morbo este dolor reconozco después de tanto este dolor motor este dolor amor este dolor verdad este dolor palabra de amor este dolor silencio este dolor poesía.

No te preocupes, me dice Draculina 2, así llegué yo hoy día. Ya se pasa. Ya vas a estar mejor.
Sonríe. Dulce vampira. Calzo tu dolor de madre de hija de tres niñas. Quisiera llorar a cántaros ahora pero es tarde y el maquillaje se corre y si se corre se corre también el hechizo el tiempo el tiempo el tiempo corre como el rimel en el ojo indiciplinado aún no he comenzado a maquillarme, aprovecha, ojo, libérate y fluye tres dos uno ahora suficiente.
Ya nos vamos.
Hay que irse.
Hay que estar aquí.

martes, 8 de mayo de 2012

Día del trabajo 1

Para nosotros no hay día de la madre, ni primero de mayo, ni veintiocho de julio, ni cumpleaños. No somos prostitutas. Tampoco somos policías. O bellacos.
Somos actores.
Sólo vanos actores.
Qué es eso además del dinero fácil y la vanidad? Además de la fama inútil, generalmente malaprovechada?
Una joven compañera, bailarina de formación, me dice durante las funciones de Drácula, No soporto estos espejos en el camerín. No puedo dejar de mirarme. Ese es el primer paso, le advierto.
Luego comenzarás a destruírte. Aléjate todo lo que puedas del espejo.
Nosotros, no somos nada importante, pienso.
Somos casi una cosa.
En el mejor de los casos.
En nustros sueños.
Una cosa:

Un espejo.
*
Un misterioso espejo.

martes, 7 de febrero de 2012

Cucaracha Cool

Ojalá pudiera cambiar el mundo a mi gusto con un sólo post.
Ojalá, con uno sólo, viviéramos en un mundo donde se respete al ser vivo, no sólo al humano, donde se respetaran las tradiciones - no sólo las humanas - sino también las de otras especies, por si la estás pegando de gracios@ y ya estás pensando en alienígenas. Donde se respetaran las ideas nuevas, las antiguas y las elecciones propias. Donde no existieran las etiquetas, y cada uno descubriera naturalmente qué es lo que desea y qué es lo mejor para él.
Ojalá un post, escrito con tanta pasión- y sin embargo siempre sólo un estornudo ante la cyberesfera-, lo cambiara todo. Cambiara los presupuestos y priorizara la educación. Limpiara la corrupción política y personal mundial. Alimentara a los niños, los liberara de los pedófilos, de las madres torturadas y torturadoras, posibles asesinas. Imagínate qué tal post que oriente y occidente respetaran sus valores y vivieran en armonía. Un post más encantador que la mejor colita reef. Mejor que la mejor campaña de descuentos de cualquier tienda. Más cool que cualquier pérdida de tiempo en hablar de lo cool mientras el planeta se recalienta. Lector idiota, ¡no te vayas! No dejes de leer. Aquí voy con las frivolidades y los chistes, no cierres ahora la página pensando pasu que tal rollazo, lee un poquito más, te juro que al final, te cuento un chiste buenazo. Lectores de otro tipo, no se den por aludidos.
Ojalá un post acabara con el concepto Magaly y cambiara la envidiosa mentalidad de todos los que la ven y así le dan poder y comida. Un post que libere las riquezas excesivas de los angurrientos. Un post que alimente a los que ya no tienen vuelta atrás por la malnutrición. Un post que acabe con todo lo feíto del mundo, manyas?
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Con todo lo feo en tí, en mí, en ell@s.
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Pero se requiere más que un post. se requiere más que tener claras las ideas y ser muy very listo smart. Requiere más que tener agallas y ponerse durante un par de años de carne de cañon. Requiere astucia. Requiere un compromiso, traducido en macho: cojones. Requiere paz, preparación, entrega y una gran sonrisa interior. Requiere constancia. Requiere comprender que sólo no vas a cambiar nada. Tal vez a tí mismo y entonces hay esperanza. Existe una causa, tú sabrás cuál es, que te espera y lo sabes y como persona, deberías encarar esa causa y su correspondiente dosis de esperanza para la humanidad.
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Para eso, lector, el mundo necesita TU CARA. No te escondas en excusas idiotas. No pienses que hay unos que nacieron para el bochinche y les gusta salir en cámaras. No le dejes el trabajo a ellos. No le dejes el trabajo tampoco a los políticos. ¿No ves el resultado? Luego te quejas. El trabajo tienes que hacerlo tú también. Hemos sido criados entre empleadas domésticas, madres y tías que nos han mimado y han hecho todo el trabajo por nosotros en la infancia. Ya no hay infancia. Sin justicia y ecología mañana puede no haber infancia. ¿No te importa? Entonces sí puede ser el momento en que dejes de leer y te ocupes de cosas más importantes para tí, como ver a un psiquiatra o a un maestro ayahuasquero que te cure de tanta mierda propia acumulada que ya no te permite sentir empatía, es decir, el dolor de los demás. Lo que, por cierto es el principio de la psicopatía, ojo.
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A mí también me gusta Versace. A mí también me gustan el placer y la playa. Sólo que no puedo evitar preguntarme si realmente soy coherente conmigo misma, todo el tiempo. A veces, no lo soy. Pero cada día siento que mucha gente que me rodea, ni se lo pregunta.
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Tal vez necesito un psiquiatra, verdad? O un maestro ayahuasquero. Porque la gente que anda pensando en estas cosas y sobre todo DANDO LA CARA por ellas, es gente loca, pues.
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Osea, que roche, ps.
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Tu chiste, me lo contó mi hija:

-Había una vez... y fin.


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