jueves, 11 de junio de 2009

Juguemos a la ronda mientras el Lobo està

Recién en el simpático cafecito al que me llevó mi querida amiga Paloma, me entra la vergüenza. Había habido tanta gente. Y yo sin que nadie me pague o me lo pida, hablándole a todos. Es el espíritu teatrero, me disculpo conmigo misma. Nosotros estamos acostumbrados a accionar, a hablar en público, a no temerle a la gente. Sin embargo, eso funciona mucho mejor a través de un personaje. Nos reunimos en el óvalo de Watchaflower como quedamos. De pronto ya era hora, pero no habíamos planeado nada. Para pasarnos la voz sólo vía facebook y blogs, no estuvo mal la concurrencia. Eso es lo que me gusta de las marchas de Miraflores. Son bien anárquicas. No hay líderes. Hay artistas y gente harta y muy decente. De toda clase y origen. Es tan pacífico y buena onda que creo que no lo hacemos en Barranco para que no nos agarren de hippies pastrulos.
Ya éramos tantos y no había música. Sólo dos saxos – buenísimos- que iban improvisando con la célebre Ya se ha muerto mi abuelo. Entonces se me ocurre, Aquí es necesaria una performance. Sencilla y simbólica. Hagamos una cadena. Tomémonos las manos y hagamos una cadena alrededor del parque. Tal vez llegamos a darle la vuelta. Y entonces K. comienza a correr. A buscar a los teatreros, jóvenes y viejos. A buscar a los músicos. A hablar con la gente. Como una loca. La gente está de acuerdo con la idea. Nadie quiere desmanes, y no nos queremos ir a nuestra casa. Entonces conseguimos comenzar a formar la cadena. Ya se me acercan mujeres a decirme, Tú que eres una de las organizadoras, por qué no… Yo no soy nada, pienso, yo no soy ninguna organizadora y necesito ayuda, por favor hazlo tú. Yo ahora no soy yo, ni esto que tú ves, soy herramienta y riesgo, y necesito que tú también dirijas, y que tú también te atrevas a ser un loco hablándole a la gente, y que me acompañes porque me da vergüenza hablar sola.
No te digo nada, sólo Buena idea y Ayúdame a hacerlo. No sé si lo hiciste.

Antes de que se viniera la idea de la cadena me encuentro con unas amigas de la danza, y les digo en serio y en broma, que hay que calatearnos todos para manifestarnos como Dios manda porque de tan decentes aquí no hay un sólo pito y hay que ser muy sapo para ver que esto es una marcha y no un montón de gente reunida en esta plaza, como cualquier jueves a las siete en Watchaflower. Y entonces una de ellas, muy guapa, muy moderna, me dice algo así como Anda caletéate tú que yo soy muy pudorosa. Entonces yo le digo que Yo también soy muy pudorosa. Y ella me dice algo asì como Qué vas a ser pudorosa tú, por favor.

No pude evitarlo. Hubiera querido no fastidiarme. Pero me llegó tanto al seno. Como le tengo estima le digo No seas pues simple, X. Yo también soy muy pudorosa. He ahí el reto. En vencer el temor.
O sea, tú que tienes inteligencia no seas tan plácida como para considerarme una disoluta exhibicionista. Porque podría considerarte una comodona cobarde.

Gracias a Dios recuerdo a tiempo que pronto me va a venir a visitar Andrés, y que estoy en mis días Beethoven,- ver xxx- así que me relajo y me voy por allí. Si quiero paz tengo que dominar mis demonios. A correr. A armar algo. A perderme. A encontrarme en mis amigos.

Ya en el agradable cafecito al que me llevó mi querida amiga Paloma, me entra el ataque profundo de vergüenza. Qué pesado, decía ella, el señor ese que nos arreaba para que hiciéramos huevadas en la marcha. Yo estaba haciendo lo mismo, le digo. Ella traga discreta su chilcano y como es mi gran amiga, me dice, No K. El sí estaba muy pesado. Sin embargo su comentario me hace recordar la mirada de una señora a la que le pedí un par de veces que no deshiciera la fila, para que se viera una imagen clara y no pareciéramos un montón de turistas en Miraflores. La señora se hartó un poco de mí. Me miró con cara de Ya te oí flaquita. Y de pronto, sentada en este lindo café en Alcanfores, caí en cuenta de que le había hablado a cientos de personas, de que había sudado, de que les había dado indicaciones para una perfo que al final no se hizo como la planeamos en un inicio. Que varias personas me habían identificado como una organizadora.

Y me vino, naturalmente, la muda.

Últimamente, no hablo mucho. Y presiento que esto va a intensificarse con la edad. Hablar me da cada vez más fiaca y desde que escribo aquí me he vuelto todavía más muda. Debe ser el ejercicio de la observación. Prefiero eso a la sospecha del desencanto.
Veo el mundo que vivo hoy. Lo comparo con el mundo en el que crecí. Veo mi laguna muerta donde antes hubo tanta vida, peces, risas. Hoy luchamos por un mundo que se extingue y yo sigo andando en mi cafetera a gasolina. Y el problema no es la ley en sí, es la falta de respeto del establishment a todo lo que no forma parte de su club, es la necesidad de educación y alternativas para que no haya tala indiscriminada, minería destructiva. Y me pregunto en qué tipo de sanatorio mental vivo. Y qué clase de loco soy yo.

La idea era no darle la vuelta al parque. Sino hacer una cadena quieta. Poder escuchar el grito de alegría que llegaría desde el otro lado del parque al saber que logramos unirnos. La idea era de nido, pueril. También Gandhi parecía un niño adoptando la pasividad total ante el fuego británico. Tal vez la cosa sea así, ante la guerra de los grandes, gestos de niños.

De todas maneras, yo creo que falta más, falta mucho más para lograr algo. No con marchas que me parece a veces que sólo sirven para descargarnos y decir no – lo que SIEMPRE me parece mucho mejor que la total indiferencia-. Hay que hacer cosas efectivas. Tomar conciencia y ser más atrevidos ante nuestro temor o vergüenza. Seguimos viviendo al ritmo de nuestros padres, que ignoraban que los recursos como el aire o el agua un día se puedan acabar. Consumiendo, contaminando. Opacados por la fuerza del qué dirán.

Y yo misma, en primer lugar. Sentada aquí, muerta de limeñísimo roche, luchando contra mi propia estupidez y la colectiva, temiendo el qué dirán. Contenta de haber ido. Contenta de cuestionarme.

Sola hasta los putos huesos.

Solos los cinco teatreros locos que usualmente motivan a la gente en las marchas.

Solas las quinientas almas en el corazón de Miraflores.

Solo el llanto de las hembras y los niños.

Solo el estómago crujiendo, el frío.

Sola la rabia. Sola la pena.

Sola la esperanza, preñada de sí misma.

Todos los locos solos, desnudos ante sí mismos.

lunes, 8 de junio de 2009

Tù eres la selva, tus hijos, todo el mundo es responsable de la Selva, pulmòn del mundo-

Este miercoles 6 pm òvalo de Miraflores P
Protesta pacìfica por la paz en la selva y el respeto a los nativos y la naturaleza.

PASA LA VOZ XXX

La selva es el aire que respiras, no te olvides.