sábado, 3 de noviembre de 2007

Nunca más despertar

Un día soñé que había encontrado a mi Amor. Lo había encontrado perdido y solo, y él me reconoció en cuanto me vió. Contra toda predicción, encima era guapo, muy guapo. Estábamos en la puerta de la casa de una amiga. Noche de fin de verano, pared amarilla. Me dió el mejor beso que haya probado esta boca. Me lo arrancó. Montó a mi miedo por sorpresa y lo domó. Lo invité a mi casa. No salió nunca más de allí. Se enroscó a mi cintura. Y conocí el amor. Por fin.

Entonces ya no quise despertar. Nunca más. Me hacía reír. Podía verme vieja, a su lado, riendo y preparándole tizanas. Nunca más. A la tercera noche tuve un sueño dentro de mi sueño, y recordé que era verdad lo que él me repetía entre besos. Entre sueños. Yo lo conocía de otra vida. La paz que sentía era porque por fín lo había vuelto a encontrar. Era ÉL. Dentro de mi sueño luchábamos contra gente que nos separaba. Estábamos bañados en barro. Dentro de mi sueño desperté y ví su carita dormida a mi lado. Me ardía la piel. Me ardían las lágrimas de amor. Me abracé a su pecho inmenso. Peludo. Tibio. Soñé que jugaba conmigo y encontraba puntos en mi cuerpo que yo no conocía. Sentía un placer sin nombre cada vez que entraba en mí, tal vez porque era el tornillo exacto, la medida predestinada para mi felicidad. Sus abrazos me quitaban la muerte. Lloraba de amor viéndolo dormir.

Era todo para mí.

Desperté con los ojos húmedos. Naturalmente extendí mi brazo y Él no estaba allí. Naturalmente. Había en cambio, en el lado donde lo soñé en mi cama, una bebita preciosa. Me sonrió apenas abrí los ojos. Quiso darme un abrazo largo y sentido. Tenía sus pestañas. Su mentón. Gracias a Dios que estaba allí.

Porque esa mañana yo no tenía ganas de despertar.

Nunca más

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1 comentario:

K. dijo...

Linda K
No es casualidad que este post no tenga ningún comentario, así ha de ser.
Coraje princesa.
Llegamos solos, y nos vamos solos.

Amor, arte y vida.

Y como dijo Él un día en que sus ojos fueron reales, No temas, porque cuando llegue la hora sentirás sólo paz, no importa en qué contexto haya llegado.

Todo estará bien, dijo.

Yo t quiero mucho y te cuidaré, te alimentaré, te llevaré a bailar y a reír, te corregiré con amor. Haré todo lo posible porque nuestros sueños se cumplan, y por que te vayas un día contenta, satisfecha, sin cuentas pendientes con esta tierra.
Llena de sol y mar.
Llena de amor.