domingo, 3 de enero de 2010

Buen Viaje Juanito

Siempre he tenido una suerte de sexto sentido, lo que en mi familia no extraña a nadie, sobre todo a las mujeres, que somos todas artistas, filósofas cotidianas, videntes o locas, y en muchos casos las cuatro cosas a la vez.
Este año nuevo me sentía mal. Es normal para mí estar extra sensible en estas fechas, pero estaba especialmente desesperada. Tengo un problema personal- quién no-, pero tengo salud, mi hija y mi familia también, así que Porqué esta sensación.
Llamé a todos mis amigos, o intenté hacerlo con el pensamiento. Me he golpeado el pie y estoy coja, molesta también con eso porque cómo caraxo vas a recibir el año con el pie derecho si lo tienes cojo, digo. Malestar en el aire. Garúa mortífera que no cesa.
Abro al día siguiente el Facebook. Siento la buena vibra y el positivismo de todos y me provoca profundamente y como un deber de franqueza, poner Me llega todo al repin...xxx , que no poseo pero comprendo. Me pareció uno de esos casos en los que la franqueza es de mal gusto, que sería una cyberpinchallantas y que, peor aún, atraería la atención sobre mí por mi mala leche y pesimismo. Nika.
Calladita sigo recibiendo los flujos de buena onda, desesperada pero feliz por mis amigos, deseando poder acompañarlos en su sentimiento.
Y entonces leo: Juanito a muerto. Don Juan ha muerto.
Triste, recuerdo la última vez que lo ví y lo posteo. Cierro los ojos. Es normal. Estaba viejito. No debe ser agradable estar tan viejito. Debe sentirse mejor, etc. Cierro los ojos. Juanito.
*
Hoy por la mañana me despierto y leo el diario. Leo las noticias del día desde atrás, como siempre y dejo la noticia del día, la del aluvión en Comas, para el final. Espectáculos, cultura, ¡Qué increíble, van a traer las pinturas de Dalí!
Miro un poco más abajo por casualidad, por que la nota era chica, por que viene Dalí, porque tal vez mi ojo quería seguir cerrado, cerrado, cerrado.
Es una notita breve de José Gabriel Chueca, y se titula Año Nuevo Sin Juanito. Puso esto:

Año nuevo sin Juanito

Don Juan era tajante: “La bodega siempre debe atender en Año Nuevo”. Era la orden de quien aprendió desde muy pequeño, en Lambayeque, donde nació, el 16 de diciembre de 1912, que uno se hace trabajando.

Lo supo por su mamá, que no la tuvo fácil, y por un patrón genovés, que conoció ya en Lima. Él tenía 12 años, y 75, el italiano. Trabajaron juntos doce años y, luego, él le reconoció lo chambero a Juan a despecho de sus propios herederos.
Así llegó Juan Casusol, en 1937, a su bodega en la avenida Grau, en la plaza de Barranco, atrás de cuyo mostrador recibió a alcaldes, presidentes, poetas, pintores y músicos. Desde ahí vio, también, cambiar el país...

En los 80, poner un baño de mujeres, por ejemplo, representó un cambio casi ideológico. Las damas siempre han sido, discreta pero significativamente, una prioridad en la organización del Juanito.
Quizá esa característica, así como privilegiar siempre la conversación y valorar la amistad –y ese infalible método de selección de meseros– hayan sido lo que le ha permitido a esta bodega conservar el espíritu de barrio en un distrito en el que los cambios llegan como aplanadora.

Sobre el Juanito se podría escribir una tesis. Esta vez, me limitaré a agradecer a Juan y a sus hijos no haber vendido su local, no haber subido indolentemente el precio de la cerveza, haber procurado siempre cerrar lo más tarde posible, haber mantenido sus sánguches y haber sido un acogedor lugar abierto para todos, más confiable que cualquier institución financiera.

Pero este primero de enero el Juanito no abrió. Pasó lo único que podía tener a los tres hijos ocupados a la vez: el fallecimiento de don Juan. Un abrazo para los Casusol.

Y entonces llegó, pues. Mi Silvia y yo de trece años recorriendo los malecones, conociendo el Juanito por que era el bar al que iba su mamá de universitaria, había oído ella. Yo recuerdo la fachada del Juanito y su fondo oscuro, una vez que pasé por Barranco cuando tenía unos siete años, lo recuerdo junto con las fachadas de las casas preciosas de dos colores, sumidas en los misterios de la bruma y de la historia. Lo recuerdo con los artesanos del parque, como el mar visto desde el malecón, hoy y siempre el mismo. Recuerdo ese día como el primero que ví Barranco, y recuerdo el deseo lúcido en mi corazón, Yo quiero vivir aquí. Yo voy a vivir aquí.
Llegan pues, llegan. Todos los recuerdos casi olvidados a la fuerza, toda la juventud de bar, todos los años nocturnos donde el Juanito fue mi casa, mi hospital, mi manicomio, mi templo también. Años de Morrison. Un día me dijo Rolo, Nosotros te conocemos desde chiquitita, sentí una mezcla curiosa de vergüenza y orgullo. Fue la primera vez que me di cuenta de que había empezado realmente temprano a vivir mi vida. La primera vez que me dí cuenta de que en ese bar había una familia. Y que de alguna manera, tácita, silenciosa, yo pertenecía a esa familia como ellos a mí también.
Ayer sepultaron a Juanito. Siempre sentado en su mesita, con su taza de café. Nosotros te conocemos desde que eras chiquitita. Ayer sepultaron a Rafael Delucchi, pájaro, mi hermano. Todas las tardes tomaba su café y su sanguchito allí, luego alimentaba en casa a sus jaguares. Antes de morir, una chica despechada le había puesto en la parte trasera del baño de chicas Rafael deLucchi, pajero. Él, muerto de risa y con mucho arte, modificó el lema poniendo Rafael Delucchi, pájaro. Aún hoy se puede ver.
Aún hoy se puede ver.
Hoy mi melancolía es este mar de siempre, sin límites. Sé que es éste sentimiento el que, al contrastarlo con las alegrías que vendrán mañana, hará que todo se sienta más profundo, más rico, más intenso.
Pero hoy sólo quero estar callada. Callada hasta que llegue la noche. Callada para fortalecerme. Para enfrentar. Para acostumbrarme. Callada para volver a sonreír por dentro. Yo no tenía el teléfono de Juanito. No lo veía para almorzar. Pero lo quería con todo mi corazón. Como a muchos de ustedes.
Por que son parte de mi vida.
Pero no quiero terminar esta nota triste. Quiero pensar q esto no es más q un hasta luego. Que ya nos encontraremos en el otro Juanito, en el del más allá, a puerta cerrada.
*
En FB no lo vas a poner en 1ro de enero, porque es mala onda. Pero en kojudópolis puedes poner lo que quieras, porque quisiera que ésta sea como la sala de mi casa, y mi sala ha sido siempre un poco un hospital, un manicomio, un templo también.
Los quiero mucho, y , a mis amigos, kiero verlos más.
K.

3 comentarios:

noseasloco dijo...

muy sentido el post... me ha gustado...

saludos de nuevo año.

enero dos mil diez.

JP nsl.

Anónimo dijo...

Necesario ver las heroicas y nobles declaraciones de este gran americano antes de que las saquen de la web
:http://www.youtube.com/watch?v=9kWU-JHetMM&feature=player_embedded

PIRULO

Anónimo dijo...

No confundir los dos puntos iniciales que no corresponden a la dirección (es "web:")