domingo, 30 de noviembre de 2008

Los Cadillacs y Uno

Entonces llegó finalmente el sábado 29. Yo tenía mi entrada desde hace un mes conmigo. Son Los Fabulosos Cadillacs, 10 años después. 10 años después. Qué hacía yo hace 10 años? Quién era uno hace 10 años? Creo haber vivido en el Centro de Lima, en la cuadra dos de la av. Grau. Habíamos llamado la casa De los Brujos, ya que antes había sido de los Bichos, una agrupación teatral. Y los Brujos eramos E. -que en la época se llamaba H. - F., y quien les habla.
E. y F. eran artistas plásticos, estudiantes y dirigentes estudiantiles de la Facultad de Arte de la Católica. Teníamos muy poco dinero y muchísima pena. Pero más risa y salsa, y nos divertíamos a lo grande. Yo formé junto con la extsma. Dra. P. Martínez la delegación juvenil CGP, Cuidado Gente de Paz. La casa estaba siempre llena de sus trabajos a medio terminar, de nuestras pancartas, de las propuestas para las instalaciones, de elementos teatrales nuestros y ajenos. El lavaplatos estaba siempre lleno, pero F. y yo le perdonábamos a E. -entonces H- que no lavara los platos, por ejemplo, porque E. nunca se enojaba. Siempre estaba de buen humor a pesar de su pena y salía con alguna esquina chistosa y no quedaba más que reírse con él, hacer uno mismo la chamba e invitarle un café con ron, que ya son las 11 de la mañana. Sin embargo, concientes de la depresión galopante que sufríamos los tres a coro y a veces también en intervalos, intentábamos mantener la batalla contra la molicie con ferocidad. Cada 28 días aproximadamente, poníamos un casette de F. con marchas de los italianos carbonarios. O el lado B, que era de los revolucionarios que lucharon contra Franco en España cuarenta años atrás. La marcha nos ponía pilas y nos permitía batallar no sólo contra nuestras muchas adicciones, contra nuestro alcoholismo y depresión galopantes, no sólo contra el gobierno tirano de Fujimontesinos y sus helicópteros dando vueltas sobre el solar de la casa, sino también contra Lima en sí, contra el Centro, contra la esquina más contaminada del Perú que es sólo a dos cuadras de la casa, en Abancay con Grau. Aquí colgamos la ropa y la sacamos negra del cordel. Imagínate tus pulmones sin contar todo lo que fumas. La marcha nos ponía pilas, encauzaba bien nuestra tensión por batalla higiénica. También escuchábamos un disco que yo tenía. Era el disco del Matador, de los Cadillacs.


El sábado 29 me encuentro un parqueo guiada por la Luz del Todopoderoso por el que pagué 10 soles. Llego sola, encomiendo mi VW a Jesús y a San Judas Tadeo. Confirmo que tengo mi entrada. Pongo el brazo de fierro que engancha el embrague al timón ya que a los santos en el centro nunca les viene mal un refuerzo. Corro. Es tarde. Puchos. Puchos de Oriente. Encendedor. Dejo el teléfono, igual no hay señal. Corro. El concierto va a empezar. Llego al estadio. La entrada para Fabulosos? Al otro lado, por el otro lado. Corro. Finalmente llego a la cola. No mucho después estoy adentro. Me encanta entrar a los estadios en los conciertos. Me sigue pareciendo fascinante. Las paredes de gente dispuesta a pasarlo bomba me alegran como cuando de chica iba al circo. Ví algunos niños, qué machos. La energía de tanta gente es como estar en un mar bravo. Busco mi lugar entre la gente. Lo encuentro.Alguien tira su vaso y nos baña en cerveza. Siento una sed extraña, celular. Pronto un grandazo se para enfrente mío. Le paso la voz, no te pases, grandote. Una vocesita amable se ríe de la situación y empieza a conversar conmigo. Pensé que era la novia, pero era sólo una amiga. Se llamaba P.

Era maravilloso desayunar con los Brujos. O almorzar. Cenar también era fantástico, a menos que saliéramos a cenar fuera. Por que por alguna razón ya no volvíamos. Creo que la gente nos quería o nos quería ver muertos , pero sencillamente nos encontraban por la calle, o nos los encontrábamos por ir a comer ravioles al Quierolo y nos dábamos con los amigos que nos querían o nos querían ver muertos y no paraban de intoxicarnos y darnos de beber. Por lo general lo pasábamos fantástico a pesar de la pena y de la narcolepsia de F., y nos dábamos soporte conjunto durante la resaca. F. cocina muy bien, y mis fideos son conocidos por reconstituyentes y terapéuticos. Esa. Entonces hablábamos, siempre alrededor de la cocina. Teníamos buenas ideas. Ganas. Muchos amigos artistas, abogados, estudiantes de todo tipo queriendo hacer un cambio. Y el cambio un día llegó. Y después de eso toda la fuerza que habíamos llegado a ser se disolvió. Más o menos, como el movimiento grunge o el jipi, sólo que mucho más rápido. Me preguntas qué pasó? Yo creo que fue el trago, y las engañosas toxinas que en el Perú se encuentaran. Hay ciertas cosas que no puedes hacer si vives en Lima. Si estás de paso, bueno, pero no si vives aquí. Si eres peruano o residente y tomas esa ruta, estás condenado al deterioro. Mieles tóxicas a la vuelta de la esquina, o por veinte soles llegan en moto. Olvídalo. Mal plan.

P. resultó simpática, locuaz y amiga de mi hermano. Fumadora feroz. No había pasado una hora de concierto y yo ya no tenía tabaco de oriente. Mi cajetilla de puchos se veía peligrosamente adelgazada. A la mitad del espectáculo me sorprendió de nuevo esa sed rara, urgente. Me dí cuenta de que estaba en un concierto, y que esas cosas pasan en los conciertos. Un calor absoluto. Sopor. Me voy a desmayar. Me estoy deshidratando. Busco en mis bolsillos y recuerdo. No he traído nada de plata. He dejado todo en mi cartera. Debajo del asiento de mi auto. A cinco cuadras del estadio. La pienso y se lo digo. P., por favor, préstame plata para comprar agua porque siento que me van a sacar cargada. Me dió vergüenza pedirle plata sin conocerla. Lo que se dice en Lima, roche. Sin embargo P., muy buena onda, se puso en camino conmigo hacia el agua.

Antes, yo era una chica sana. De verdad. Bueno, más o menos. Cuando terminé el colegio y en un intento por salvar mi vida , me fui a vivir a Cuzco. En esa época dejé hasta de comer carne. Cuando llegué allí ya sabía que el alcohol sacaba lo peor de mí, así que dejé de tomar. Sólo fumaba. Tabaquito peruano y tabaquito de oriente. Y de coca nada. Hacía rato había visto que era el puto Innombrable, el Coludo mismo. En ese tiempo era una chica inteligente y sana. Trabajaba en un bar miserable. Una noche, cuando ya estaba en Cuzco casi 8 meses, cuando ya extrañaba el olor del mar a muerte, tocaron los Cadillacs en el festival de la cerveza Cuzqueña. Pedí permiso para ir. Adoraba a los Cadillacs pero había algo más fuerte que la fanaticada: extrañaba mucho a mi hermano con quien escuchaba su música. Mi hermano skater, mi compañero. Lo extrañaba mucho y quería saltar en el concierto y contarle, Mano fuí, estuvo mostro, sobre todo porque él por ser menor había tenido que quedarse sólo casa que en ese tiempo ya era un infierno. Me sentía morir por haberlo dejado sólo ahí, aunque él supiera que sólo intentaba salvar mi vida. Quería ir, ir y contarle. Pero, naturalmente no me dieron permiso y me quedé en el bar miserable escuchando el concierto que sucedía en Sachsayhuamán mientras yo me congelaba los dedos lavando vasos en Miseria Bar & Lounge. Al terminar, fuí al Mamá Africa a buscar a mi amiga Dul - mayores referencias aquí -. Ella trabajaba allí. Cómo estás, hasta el culo. Porqué. Quería ir al concierto de los Cadillacs. Ya. Si. Y no te dieron permiso?. No. Que kagada. Si. Bueno. Quieres un trago. Bueno. Pausa. Sabes. Han venido unos amigos de Buenos Aires. Se van mañana y quieren ir a ver el templo de la Luna. ´Tas loca? Son las tres de la mañana. Ya, pero ellos se van mañana por la mañana, y quieren ir a conocer, Vamos?.Pero tú los conoces? Los conoces bien, bien? Son mis patas, son de mi barrio, de Palermo Viejo. Pero está lejos, qué frío. Vamos a ir en taxi y volvemos. Nunca había ido a las ruinas en Taxi. Vamos floja. Bueno. Bajo. Todavía estoy sonada por la impotencia. Todavía retumban en mis oídos los tambores lejanos que no pude bailar. Bajo las escaleras, no estoy prestando atención.Abajo ya nos espera un taxi amarillo, una station vagon. También está nuestra amiga chilena, Niní. Vamos, ya? Subo al auto. Un pelado y uno más gordito se suben también. El sitio del copiloto está libre. Tienen una energía intensa y me asusto un poco. Ya no se si sea tan buena idea. Sin embargo, me quedo. Creo en profundamente en Dul. Alguien abre la puerta del copiloto y sube rápido, como quien sale de un aeropuerto. Comenta algo con el taxista. Veo su perfil. Sus pestañas largas de borracho. Era Vicentico. Partimos.

P. y yo habíamos logrado con éxito nuetro objetivo de conseguir líquido elemento. Un maravilloso ambulante fue mi oasis y me tomé la botella casi de un trago. Efecto esponja. P. también bebía pero ella no tenía tanta sed. Estuvimos viendo el concierto desde lejos, que se ve mejor. Pero pronto comenzamos a extrañar la locura de la gente y comenzamos nuestro camino hacia el kaos. Le dije a P. Tu anda adelante que sabes dónde está tu amigo, y ella comenzó a andar. Habíamos avanzado unos seis metos cuando veo que P. abraza a una chato de camisa negra. Yo en realidad no la conozco, así que en ese momento mi cerebro procesa: a: Será lanza la chata?, b: Será una técnica seductora para avazar?, c: Será su pata? Y mientras pensaba estas cosas entre ellas por qué no avanzas de un vez, veo que P. se tambalea, se cae para un lado, choca contra la gente que por instinto se abre, no cae, choca contra otra gente que está detrás. Se desmaya! No jodas! Por fin se da cuenta mi cerebro de la ecuación alucinante. Se cae. Reacciono. La chapo al vuelo. Tranquila. No te caigas. Permiso. Abran paso. Permiso. Permiso por favor. Empiezo a sentir el calor. Permiso. Algunos no se mueven. Piensan que... Qué piensan no sé. Me acuerdo de cuando en la calle tratan de pasar las ambulancias, nadie da pase, están todos locos. Permiso! P. se desploma del todo en mi pecho mientras la abrazo, ahora sí pesa. Vomita. Vomita agua. Permiso! Permiso conchetu...
Antes de ponerme ordinaria o grosera, dejo a P. en el suelo de costado donde ya no había tanta gente. Para que no se muera como estrella de rock ahogada en sus vómitos, pienso. Salgo corriendo a buscar a algún tipo de seguridad y me acuerdo de la cartera de P.. Regreso. Una mujer sabe lo que es una cartera. Ahora sí. Corro. Veo a un tipo fornido con polo rojo y casi lo mato de un infarto. Socorro! El muy kojudo se fue al concierto con un polo del mismo color de los de seguridad. Pero era un fumeta cualquiera. Me doy cuenta por su polo sin iniciales y por su cara de urgente disentería, recién noto que lo tengo cogido del brazo y que allí está su novia. Lo suelto, sigo corriendo. Todo parece un video juego. Por fin veo a un tipo de seguridad. Confirmo preventivamente las siglas del polo. Lo agarro desprevenido y casi lo mato de un infarto a este también. El fulano fornido pegó un salto kojudísimo, sólo le faltó gritar miau. Yo también salté del susto por su susto. Cuando le ví la cara me dí cuenta de que era hora de que me calmara un poco. Me entró una risa loca que disimulé al vuelo mientras empezamos a correr hacia P. Juraría que al tipo de seguridad se le habían literalmente parado los pelos al verme aparecer como un loco calato de entre la gente. Y que sus labios se habían puesto súbitamente de un suave color verde palta. Allí supe que todo estaría bien. Que la chata se había desmayado por fumeta, y por tener, gracias a Dios, la barriga vacía. Parada en la puerta del tópico noté que estaba húmeda de sus sustancias. Pero me sentía contenta. No olía, P. estaba bien, la cartera estaba allí con ella, y yo tenía una historia para contarles. Me acordé de pronto que hacía un rato yo me había sentido mal, y que ella me había dado de beber. Qué hubiera pasado si ella hubiera decidido no hablarme. Si no me hubiera invitado el agua. Si no hubiéramos estado juntas en ése momento. Más adelante y a los lados, la magnífica fiesta seguía como un dragón inmeso que se traga la pena. Los Cadillacs Cantando para vos.


Llegamos al Templo de la Luna por senderos oscuros llenos de baches, sin contratiempos. Cuando bajamos del auto lo saludé. Hola, le dije. Hola, dijo él. Muy amable. Y siguió andando. A mi ese señor me parece de lo más sexy del mundo, y yo estaba muy soltera, y muy mística, y dispuesta a aceptar cualquier regalo que me viniera del cielo sin buscarlo. Pero al llegar al Templo, mientras los otros dos músicos fueron a ver las ruinas, el Gitano Calavera se fue sólo a ver la luna más allá, trepando una colina. Me quedé viendo a dónde iba. Lo que hacía. Me gustaba mucho de verdad. Mi lado femenino despechado, probablemente, me sugirió que su alejamiento podía ser una pose de rock star. Pero algo me decía que no era eso. Tal vez el lenguaje no verbal. Uno sabe mucho más de lo que cree saber. Uno sabe todo. Le pregunté a Dul qué onda ese chico churro que me gusta, y señalé la colina. Quién, él? Si. Uy, me dice, está jodido, se acaba de enterar que va a ser papá. Anda! Y qué, que pasa, no está contento? No, me dice, está feliz, no lo puede creer. Y por qué me dices que está jodido? No, está jodido para tí, digo... El está casado, adora a su mujer... Dul me enseñaba cosas siempre. Voltié a mirar a este chico mítico que miraba la luna. Eso era lo que tenía, pensé. En el silencio, bajo el cielo lleno de estrellas, recordé algo que no recordaba desde niña, y era que lo sagrado también podía ser real, tangible.

El concierto continuó, sin contratiempos. Hubo dos cosas que me llamaron la atención. La primera fue que cuando tocaron el Genio del Dub, su mega hit, el mensaje que dió el genio en un susurro subliminal fue si no vas a terminar lo que comenzaste una vez, que me pareció un mensaje clarísimo a nuetsra generación un día combativa y questionadora, hoy cómoda y panzona generación X. Recordé entonces a los Brujos. A quienes no veo ahora casi nunca aunque seremos siempre hermanos. El otro momento importante fue cuando tocaron precisamente Matador. Cuando vino la parte de cantar yo no voy a la guerra, a la violencia, a la injusticia, ni a tu codicia..., Mr. Tico nos pidió a todos bajar mucho la voz. Quiso que cantáramos esa parte en un gran susurro, como un peligroso secreto. Alguien gritó y dijo, Eso, a ese borracho hay que sacarlo, riendo. Lo intentamos. Intentamos recordar lo que ese coro significó una vez. Hicimos un gran silencio. Pero cuando llegó la hora de cantar muchísima gente no había comprendido o no le interesó comprender y cantó a gritos.

Sin embargo, en esa gran soledad, mi niña -la que está adentro, quieta, mirando las estrellas - no pudo evitar sentir que ella algo había captado. Una vieja, silenciosa y conocida alegría comenzó a arder en mi corazón.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Un abrazo querida, muy lindo post

Anónimo dijo...

Muy bueno!!! SON UNOS GENIOS!!!
La pasamos bravísimo!!
P.

Anónimo dijo...

Yo creo que ni Magally Medina no se aburriria escuchando tus historias jolines!!Randy

rR. dijo...

genialisisisimo. yo me quede con las ganas... quizas dentro de diez años. quizas, dije.

saludos K. tinvito a que leas mariachi macho IV en mi blog :)

juajua !

Anónimo dijo...

me pasa a mi lo mismo que a ti con vicentico, jajaj!

desde adolescente cuando los descubri en un unplugged de mtv en 1994 aproximadamente.

increible concierto!

"...si no vas a terminar lo que empezaste a romper, no te levantes..." (decian)

y.

zeta dijo...

Nótese que toda época fue buena, la de ahora y la pasada, aunque lo que no se entiende es el problema que no cambia, la ruta contaminada, los pobres pulmones (Los que ofrecen transporte a Lima deberían regalar mascarillas para no morir con ese gas letal que es su aire.), las posiciones resistentes contra algo. Y los Cadillac...

(Su post es largo y mi máquina está colapsando. Creo que voy a tener que dar varias vueltas por acá e ir comentando, luego, claro. Suerte.)

K. dijo...

Juan, P. Randy, Muchas gracias! Rr, ahora paso sin falta. Y. así es, eso fue lo que dijo. K conciertazoooooooo!!!
Mr. Zeta, entre a komentar kuantas veces kiera.
Abrazos a todos!
K.

Cinthya Castillo dijo...

Los Cadillacs, grandes ellos :D

me kede con las ganas, pero en un viajecito kizas los vaya a ver!

Grax por visitarme :D

pablo dijo...

Claro, recuerdo muchas cosas de la casa de Grau, y también de la temporada de Cuzco cuando eras una chica sana, de la casa de Grau recuerdo que por ese entonces tú actuabas en las telenovelas, en una que llamabas "María Embolia", y en otra que llamabas "Isabola". Quizás en una sola, y después actuaste en la siguiente. Me acuerdo que nos ibamos a la habitación de F., y el televisor que era en verde y blanco apenas daba la señal, apenas si aparecía claramente dibujada la cara de Diego Bertie que te sacaba la mierda en una zanja, en una escena. ¡Qué se habrá creído, ese imbécil!, que venga no más a la casa para sacarle el ancho, decía F., indignado de que te maltratara en la pantalla chica, y te reías y nos reíamos. El problema es que iba la señal del televisor por la precariedad de las condiciones, y tú le decías a F.: ¡Por favor, por favor, F. arregla la antena, arregla la antena que viene una escena importante!. Y claro, era muy chistoso, era chistosísimo en realidad, porque la antena era una antena de conejo anterior a la cultura Chavín de antigua, y había que reacomodarla de cualquier modo para ver otra escena de esas adaptaciones de época de las telenovelas peruanas de ese entonces, fines de los 90s.

Y también recuerdo una vez que abrí la puerta de la casa de Grau, serían las 7 de la noche y todavía no habíamos empezado a tomar ningún trago y quizás estaba sonando el hipersocorrido cassette de Clandestino de Manu Chao, y abro la puerta y encuentro a un señor que decía ser el fiscal, que estaban haciendo redada en toda la cuadra, y entonces querían saber si las putas se habían pasado por los techos a las casas de los costados, y si había alguna "meretriz" suelta por ahí (así dijo, meretriz y no puta). A mi me dio risa, no sé porqué sentí que esta era una oportunidad para reirme mucho y le dije que iba a verificar, totalmente serio, como si realmente lo fuera a hacer. Y le cerré la puerta al fiscal y comencé a caminar para mirar en los techos, pero lo mismo que en una película de Buñuel, que Fernando Rey le indica al policía que vaya por el camino equivocado y después le señala a su hijo o a su mujer, que por algo es anarquista, simplemente estuve esperando un momento, para volver y decirle de nuevo que no, que no había ninguna meretriz por ninguna parte, había revisado bien la casa.
Los chiquitos terokaleros, que habían sido despedidos de todos los lugares, encontraban un pequeño recodo, un refugio, muy temprano en la madrugada, en la puerta de la casa de Grau, donde más bien lo que me asustaba es si se alojaban las gitanas en la esquina del Museo de Arte, me asustaba porque quizás, me era imposible dejar de envolverme en sus rostros inescrutables, y su verborrea incontenible.
Y bueno, como estoy en Cuzco no fuimos a Cadillacs, pero igual tuvimos una pollada profondos un billete de avión de un amigo que se ha quedado varado, que ya sabes como se vive en Cuzco, al toque y sin tanta huevada. Y escuchábamos Cadillacs desde temprano, sí, normal si los grupos ahora sólo llegan a Lima.

zeta dijo...

Sí, claro, me tomo la libertad, pero justo se pone activa en escribir, y ahora para seguirle el paso hay que correr...Qué digo, mejor avanzo. Besos.

zeta dijo...

Ojalá que esos niños hayan estado por voluntad, falta que alguna loca o algún loco hayan tenido la brillante idea de obligarlos a ir, se lo dice alguien que pasó por eso en su niñez :S.

Linda descripción de los santos, aun cuando necesitan ayuda...No sé, dicen que es fregado meterte a un concierto porque demora mucho, y es esperar demasiado; si usted entró de frente, bien hecho...¿Sintió una sed extraña al momento que la bañaron con cerveza? Uy, qué tentador suena U_U...Ja,ja,ja, debería ser por orden, los más chiquitos al frente y los más grandotes atrás, ¿sí o no? Bueno, la línea entre amor y amistad es muy tenue U_u...Me voy, otra vez a lo Cenicienta le debo lecturas, aaahhh!!!!Chao.

Glletita dijo...

ese dia te vi en el concierto, tal vez te acuerdas de una chica distraida que paso y casi pisa tu cartera... yo apuradisima pasando entre la gente y en eso uy alguien se agacha a arrimar sus cosas para dejarme pasar subi la mirada y me di cuenta que eras tu, voltie y le dije a mi chico era kareen spano? aja me dijo y yo uyy casi piso sus cosas q roche!

estabamos buscando a unos amigos que estaban al otro lado de la multitud queriamos tonear con ellos pero fue imposible encontrarlos, entonces volvimos y ahi de nuevo te vi, esta ves bailando como loca con esos ojasos brillosos.

pajasa el concierto!!! llore como una tonta en basta de llamarme asi y siguiendo la luna.

mostro tu post.

zeta dijo...

Tiene razón en parte, ser peruano es tener ciertas limitaciones para seguir siéndolo, algunas impuestas, por eso te las quitas y ya; luego, la vida es cambio, el paraiso se tranforma en otra cosa, nosotros somos los que nos resistimos a eso, sino andaríamos a buen paso.

Más que bondad creo que la chica le vio con la cara pálida y la lengua afuera, pero normal, no necesitas tanto tiempo para crear lazos con las personas, lo digo por experiencia, como tampoco es un impedimento que la cantidad de tiempo que conoces a alguien sirve para que dicha persona no termine contigo en una traición... Por cierto que el cigarro reseca la boca, mala idea eso de fumar en un concierto...

Según sé todas las personas no son sanas, o mejor dicho casi todas, en general, y eso de la sanidad espiritual es muy subjetivo...A veces no podemos salvar todo nuestro mundo, ¿será porque parte de él en sí no es del todo nuestro, sino apenas compartido? Los vegetales son buenos, pero no mucho, sabio lo del alcohol y la coca...Buen diálogo... Ja,ja,ja,ja,ja, Grande Vicentico, ¿quién dijo que Dios no existe?

Ja,ja,ja,ja,ja, esas deducciones son geniales, me gusta ese modo de pensar... O_o. No deben pensar nada: en un concierto, si tu intención no es pasar, no piensas. O tal vez los que no se movían sospechaban de sus malas intenciones, ¡diablas!:P. Ja,ja,ja,ja,ja, los conciertos deben ser reductos infinitos para la literatura, hasta me provoca escribir de ellos...Ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja, qué nice, el tipo habrá dicho, "me voy igual que los de seguridad", aunque puede ser que se tratase de una vil estrategia... O_o. Ja,ja,ja,ja, vaya caso, y la novia con una cara de miedo...Ja,ja,ja,ja,ja,ja, mismo gato: ¿será que andaba en otra? Hmmm, pienso que si hubiera estado carente de ropa la reacción hubiese sido distinta, palabra de un chico con sentido...Uy, esas clases de situaciones son las que te dicen que no haces nada por nada, bien por usted, algo que anotar en su vida...

"Una sabe mucho más de lo que cree saber", frase correcta y profunda; tal vez estaba cansado, ¿salia de un concierto, no? Que yo sepa no hay romance después de eso...Ja,ja,ja,ja, lástima, si no hubiese sido así la historia tendría tintes de escándalo, luego es verdad, algunas cosas, pero no siempre.

Hay cosas que son bellas cuando la entiendes solamente tú y no el resto, es un egoísmo bonito, aunque lo demás también tiene su encanto; luego, la juventud no es decadencia, lamentablemente ser viejos significa demasiado, pero no necesariamente ser viejos. Bueno, ojalá haya ardido como todo ese estadio lleno de gente. Personalmente me tomé media hora para leer esto, luego un gran alivia y satisfacción. Cumplí mi parte, y me encantó.

Anónimo dijo...

ME atrapaste! se parec mucho a mi historia, solo que en la epoca que estuve en cusco, los cadillacs no fueron, y ahora que tocaron en Lima, yo tampoco pud ir por andar medio lejos.
Es que Vicentico es sexy, y los hombres sexys son sexys para sexy siempre.
bsoss